(19/11/19 Como ocurre cada año, desde hace seis, la emoción es mucha. Los padres y madres esperan con muchas ansias el reencuentro con sus hijos, quienes se habían ido cinco días antes a Villa Carlos Paz a disfrutar de una experiencia que es realmente inolvidable. Porque para ellos, que tienen 12 años, vivir cinco días a pleno, con nuevos amigos, en otra ciudad (hermosa por otra parte), aprender de códigos de convivencia que con seguridad los van a marcar a fuego para el futuro en su crecimiento como personas, es algo que se les mete bien adentro en sus cabezas y en sus entrañas. Porque esta experiencia de vida, a los 96 chicos que viajaron a Córdoba, se transforma en algo que, de alguna manera, es un poco una bisagra en sus vidas. Es un recuerdo y un sentimiento que permanecerán inalterables para siempre.

AOMA Olavarría –a través de la iniciativa de su secretario general Alejandro Santillán- devuelve así lo que los afiliados mineros dan al Sindicato con su aporte mensual. Y esta iniciativa de la dirigencia, de regalarles un viaje de estudios a los chicos y chicas que finalizan la escolaridad primaria, es realmente espectacular. Porque a los pequeños se les da todo: primeramente, absoluta seguridad, control y cuidado de parte de los dirigentes mineros y de parte del cuerpo de profesores, ya que todos ponen todo, esfuerzo, sacrificio, placer, para llevar a cabo esta enorme responsabilidad que significa ser “padres adoptivos” durante los cinco días. Desde que salen hasta que regresan, pasando por los tres días que disfrutan y comparten en Carlos Paz.

Horacio Carlucho (coordinador general), acompañado por otros dirigentes mineros como José Negrette, Gustavo Jalil, Fernando Martín, José Córdoba, Cristian Vidovi, Maxi Gómez, José Matitti y Gastón González como invitado, así como el cuerpo de profesores que encabeza Cristian Sartori y que integran Ana Ciappina, Ignacio Iseppi, Manuela Roccasalva, Ricardo Ferreyra, Daniela Ricciardi, Diego Arredondo, Lucía Suárez y Enzo Mángano, más el equipo médico (la doctora Stefanía Iturburúa y la enfermera Malvina Echavarri) hacen todo para cuidar. Y este año, nuevamente, hicieron todo para cuidar a los 96 hijos de afiliados mineros que tuvieron su viaje de estudios.

Ni hablar de todo lo se les brinda. Con ganas, con dedicación, con mucha responsabilidad y con muchísimo cariño por parte de dirigentes y profesores. Desde el traslado (con una camioneta de apoyo que va al lado de los dos micros, permanentemente, con toda la logística necesario para solucionar cualquier inconveniente que se produzca), el alojamiento (en el hotel de AOMA y en el hotel Colonial, separados por apenas 150 metros), la comida, las visitas y las entradas a los parques de entretenimientos y juegos, los paseos, absolutamente todo, es aportado por AOMA Olavarría. Y ese trato, ese cuidado y el cariño que se les brinda a los chicos, por supuesto con pautas de conducta y convivencia que hay que respetar a rajatabla, se ve reflejado en la llegada.

Porque los chicos apenas bajan (organización excelente, se está en todos los detalles) e ingresan al salón de la sede de Alsina 2556 para retirar sus respectivos documentos debiendo pasar por las dos mesas (colectivo A y colectivo B) y luego retiran sus bolsos y llega el encuentro con sus padres, que con lágrimas en los ojos los estaban esperando y los recibieron en la calle (que fue cortada, especialmente, por la policía para que todo se realicen en orden y en un marco de seguridad). Y el agradecimiento de los chicos se refleja en los abrazos interminables con los profes que conocieron en este viaje, y el agradecimiento de los padres se ve en ese “GRACIAS” que les dicen a los dirigentes de AOMA por haberles brindado a sus hijos una experiencia que va más allá de un viaje más: allí aprendieron a compartir, a respetar, a ayudar al otro, a ser solidarios, a tener sus pequeñas responsabilidades y a valorar la amistad. Ese es el verdadero regalo que recibieron los chicos. No es poco.

 

 

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