(18/1/19) El 27 de agosto Lucía Cejas se embarcó rumbo a Europa. Esta “minerita” sierrabayense de 16 años (los cumplió en Francia, el 29 de noviembre), quien en 2018 estaba cursando cuarto año en la Escuela Media Nro. 2 “José María Paz” –secundario de enseñanza pública-, e hija de nuestro afiliado Alejandro Cejas (quien hace 20 años trabaja en la planta sierrabayense Polcecal) y de Noelia Núñez, y hermana de Marcos, 18 años; Franco, 17; e Ian, 11, forma parte del intercambio cultural que cada año lleva a cabo Rotary Sierras Bayas, pero que cuenta con el apoyo incondicional de AOMA Olavarría a través de la gestión del secretario general Alejandro Santillán.

«Esta es mi ciudad».

Apenas llegó a Francia, donde se quedará diez meses aproximadamente, fue muy bien recibida, se fue integrando rápidamente con la familia que la recibió como “hija” y también con los compañeros de la escuela. Lucía llegó el 28 de agosto a Mulhouse, aeropuerto que se encuentra en Alsacia, al noroeste de Francia, cerca de la frontera con Alemania y Suiza. ¿El idioma?, lo fue aprendiendo enseguida y eso ayudó a su adaptación, más allá de que extrañe un poco (o bastante, en realidad) a su familia, sus amigos del secundario de Sierras Bayas y todo lo que tiene que ver con sus raíces argentinas. Pero Lucía sigue hacia adelante, con alguna lágrima en el medio cuando la invade la nostalgia, y disfruta de esta experiencia en un país europeo.

«Con mi hermanito Antoine, de mi primera familia».

“Mi primera familia es hermosa, me ayudaron un montón a aprender francés y me acompañaron a todos lados. La ciudad es muy linda y nos sacamos muchas fotos del campamento de bienvenida que nos hicieron en Francia, en el Distrito 1680. Apenas llegué me hice amigas mexicanas y arranqué la escuela sin problemas. La escuela es realmente gigante, estoy súper feliz y agradecida a AOMA Olavarría, a mi familia y a Rotary, así que siempre que me comunico les dejo un saludo a todos” contó Lucía respecto de sus primeros tiempos en tierra francesa.

“El trato siempre fue muy bueno. Cuando llegué a Colmar, después fuimos en bus al campamento que queda a 30 minutos de esa ciudad; ahí nos presentamos en francés, todos; pasamos dos días hermosos a pura música, talento e idiomas, y cerramos ese fin de semana con un espectáculo de canciones. Voy al Lycée Lambert, mi mamá anfitriona (de la primera familia, porque después de Año Nuevo me mudé a mi segunda familia en Francia) me llevaba y me buscaba todos los días hasta que yo me adaptara bien, y conozca bien la ciudad para ir en bus” siguió diciendo con mucha emoción.

«Conocí la nieve con mis hermanos».

“Mi primera familia anfitriona estaba compuesta por mi mamá Delphine, que me ayudó siempre un montón con el idioma, mi papá Thomas -que me ayudó mucho con la escuela- y mis hermanos que me hicieron muy feliz y juegan al básquet; éramos como una pandilla de jugadores con Antoine (12) y Martin (14). Mi primera ciudad también es hermosa, la gente es súper buena y me recibieron muy bien todos. Así que desde que llegué estoy muy feliz y agradecida”, contó. “Un fin de semana estuve en el ‘Europa Park’ junto a dos compañeros de mi intercambio: Param (India) y Valentina (Brasil)”.

«Mi pasatiempo en los bosques».

“Un fin de semana largo hicimos un encuentro con otros intercambistas. Fuimos a recorrer la ciudad y me saqué fotos con la bandera de AOMA y todo el mundo me preguntaba qué era y de dónde venía, así que tuve que explicarles. No sé cómo agradecer todo lo que hace AOMA, que es muchísimo, así que acá trato de explicarles de qué se trata. Es que la remera de AOMA la llevo siempre puesta. La gorra de AOMA se la regalé a un chico porque le encantó. A los dos meses que estaba en Francia me di cuenta que el tiempo se pasó rápidamente. Me acostumbré enseguida a la ciudad y también hablo bastante bien el francés, que aparte me encanta. Inclusive me felicitan los jefes de Rotary, lo cual para mi es genial” siguió contando Lucía.

«Estuve en la montaña, con 12 grados bajo cero».

“También cocino, hago dulce de leche y pastafrola, es decir todas cosas argentinas. Yo extraño la comida argentina, por supuesto, y acá comen mucho pato, y cenan entre las 19 y 20 horas, y a las 9 de la noche todos se acuestan porque a las 6 de la mañana se levanta todo el mundo, ya que hay que ir a la escuela En mi primera estadía, con mi primera familia, toman mate conmigo. No me gusta tanto la escuela, lo reconozco, porque es cansador: voy a las 8 de la mañana y estoy allí hasta las 5 de la tarde, aunque no tengo que estar todo el día en clase. Pero acá los chicos se pasan el día en la escuela, y a mis compañeros les hice probar el mate. Me dieron permiso para llevar el termo y el mate, y a todos –inclusive la directora- les hice probar, y también les cebo”, agregó.

“Los primeros días extrañaba horrores a mi mamá. Pero para alegrarme un poco me dijo que voy a ser madrina de un hermanito, ya que está embarazada y no sé si será nena o nene. Así cuando llegue a la Argentina el bebé tendrá cinco o seis meses”, contó.

«Mi mejor amigo, de la India».

“La ciudad es hermosa. Pero también es muy linda Alemania, ya que fui a visitarla un fin de semana con una amiga mexicana y su familia. Estuvo genial, realmente. Fuimos a un campo de concentración y fue impactante, e inclusive me pidieron que cante por los túneles. Acá me hago muchos amigos. Un intercambista de la India se convirtió en mi mejor amigo, ya que vamos a la misma escuela y estábamos en la misma ciudad (Colmar)” contó Lucía, quien se compró una cámara fotográfica y retrata cada momento, inolvidable, de su experiencia europea.

«Mis 16 años, con fiesta sorpresa».

“Pensando en mi cumpleaños, mi primera familia puso un calendario grande y lo pegó en la puerta de la heladera, e íbamos tachando los días. Era como un “cuenta atrás”, así que como fue un jueves, el viernes me hicieron una fiesta y se quedaron a dormir mis amigas, que son de México, Perú, Brasil, Colombia y Chile, y al otro día nos fuimos todas juntas a un campamento de Rotary. No me puedo quejar. Estoy súper feliz”, siguió diciendo la “minerita”, quien agregó que su “mamá” Muriel, también cumplió años el mismo día, así que festejaron ese momento tan especial. Y como para cerrar de manera excelente la estadía con su primera familia, fueron a Suiza un fin de semana a fines de 2018, a la ciudad de Engelberg, por lo que para Lucía fue una nueva, hermosa y alucinante experiencia, ya que conoció así a uno de los países más hermosos, con mucha nieve por supuesto.

«Con mi primita más pequeña».

En enero Lucía cambió de familia. “Año Nuevo lo pasé genial ya que lo pasamos en una fiesta, aunque Navidad un poco triste. Me lloré todo porque extrañé muchísimo a mi familia, pero aun así la pasé súper bien. ¿Las costumbres para las fiestas?, se juntaron en un salón y se dan los regalos. Y para Reyes comen porciones de una tarta, que adentro tiene un muñequito, y el que lo muerde es el rey o la reina, lo cual me encantó. Ahora estoy la familia Lacroix. Tengo una hermana de 17 años (Eleonore) que estuvo de intercambio en Taiwán el año pasado, y también sigo viviendo en Mulhouse, a apenas 5 kilómetros de la casa de mi primera familia. Y tengo sólo mamá anfitriona, que se llama Aurore. Estoy bien, acostumbrándome de a poco a esta familia, extrañando como siempre, pero muy feliz de estar acá” terminó diciendo Lucía Cejas, quien regresará a fines de julio a su querida Sierras Bayas.

 

 

 

 

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