(3/Jul/16) Edgar De Alesandre, un joven estudiante sierrabayense, está viviendo en el país vikingo desde hace casi un año, a partir de la gestión del Club Rotario Sierras Bayas y de AOMA Olavarría. Regresará el 13 de julio. Y cuenta cómo fue adaptarse a costumbres y una cultura totalmente distintas, los viajes que pudo hacer, la gente que conoció y detalles de una experiencia sumamente enriquecedora desde lo humano. Para él fue “una vida en un año”.
“Estando casi un año fuera de mi pueblo (Sierras Bayas), fuera de mi hermoso país, me di cuenta de miles de cosas. Siempre voy caminando y me pregunto: ‘¿por qué ellos pueden llevar perros en un colectivo y en la Argentina no podemos?’, o ‘¿por qué en Dinamarca se toman tan tranquilos las cosas y en la Argentina siempre todo se quiere arreglar con un corte de rutas?’… son cosas que cambian mucho a un país. Simplemente conque la bicicletas tengan su propio carril, cambia, y es que Dinamarca es el país con más habitantes que andan en bicicleta”, comenzó escribiendo, vía mail, Edgar De Alesandre, el pibe sierrabayense que se fue a vivir casi un año a Dinamarca. Y ahí nomás, en esos detalles, se asombró por la diferencia cultural entre lo que había vivido aquí y lo que se vive en Europa.
Estableciendo pequeñas (o grandes) diferencias el joven Edgar De Alesandre empezó contando en su nota qué cosas son las que va observando durante su estadía en el país vikingo, de donde regresará el próximo 13 de julio después de haber participado en un intercambio estudiantil, en el Club Rotario Sierras Bayas y AOMA Olavarría tuvieron mucho que ver para que se concrete esta experiencia de vida, inolvidable e increíble para este pibe hijo de un trabajador minero.
“Siento que el tiempo pasó rápido. Falta menos de una semana para volver a casa. Es difícil… difícil dejar esta cultura que he aprendido en un año para volver a la cultura que me vio crecer. Difícil por esos amigos que no se sabe cuándo volveré a ver; difícil porque es dejar una vida en un año; sí, una vida en un año, porque fue como volver a nacer, aprender a hablar, a conocer de a poco a la nueva ‘familia’ y tener que hacer amigos. Ahora me pregunto: ‘¿cómo no sonreír cuando hablo de esto?’. Y sí, ya casi todo termina”, siguió escribiendo, vía mail, Edgar (18 años), hijo de María Olguín (57, ama de casa) y de José De Alesandre (56, empleado de Cantera Piatti desde hace cinco años, donde trabaja como palero), y hermano de Verónica (36), Stella (34) y Alberto (32).
“Ya terminé la escuela en Dinamarca; tuve que despedirme de mis compañeros y creo que fue un parte muy difícil el decirles ‘hasta pronto’, sin saber cuándo voy a volver a verlos”, agregó Edgar, quien el miércoles 13 de julio a las 7 de la mañana arribará al Aeropuerto Internacional de Ezeiza para reencontrarse con su familia, con sus amigos, con su Sierras Bayas.
“Estuve recorriendo muchas ciudades de Dinamarca, pero mi ciudad se llama Aabenraa, que está muy al sur del país, es decir lejos de todo. Dinamarca es un país raro, por así decirlo. En verano los días son muy largos, ya que amanece a las 3.30 y oscurece a las 23.30, con una temperatura irregular en verano: puede ser que hoy haga mucho calor y mañana esté lloviendo todo el día. Al contrario en invierno: amanece alrededor de las 7.30 y oscurece 18.30. Siempre en invierno habrá una temperatura de grados bajo cero, y nunca va a pasar los 15 grados”, agregó.
“Dinamarca es un país muy tranquilo; la gente es muy tranquila. Me sorprende mucho porque en este país andan en bicicleta todo el tiempo, muchísima gente. La gente es muy amable; quizás podés cruzarte caminando a una persona que no conocés y te saluda muy amablemente. A mí me paso que, por ejemplo, perdí la billetera en el tren y no me había dado cuenta de que se me había caído porque en esos momentos andaba muy apurado. Y cuando me voy a dar vuelta venía un hombre corriendo para alcanzarme la billetera, y me explicó que la había encontrado en el asiento del tren. Fue un gesto superconmovedor”, siguió diciendo Edgar.
“Creo que acostumbrarme fue lo más fácil. Aunque al principio era raro tener que comer a las 18.30, pero pasando los días me acostumbré rápido, al igual que la escuela, ya que en la Argentina tenía sólo 4 ó 5 horas de escuela, pero acá no; acá quizás empezaba a las 8.10 y terminaba 15.30. Los estudiantes siempre llevan una merienda a la escuela y en cada cambio de hora (que son de 20 minutos) pueden comer. Lo más difícil, creo, fue el momento en que tenía que cambiar de familia y acostumbrarme a su cultura. Creo que fue algo complicado porque, por ejemplo, mi tercera familia vive en un campo y su cultura es muy diferente a mis otras dos familias que viven en la ciudad. Con el paso del tiempo me acostumbré a muchas cosas, y siento que ahora se está terminando todo. No me dan ganas de dejar mi cultura danesa. Me dan ganas de seguir viviendo así, en un país muy organizado”, explicó el pibe olavarriense.
Edgar tuvo que convivir con tres familias en Dinamarca, y cada una tuvo algo especial, o diferente. Y lo cuenta así: “Tuve tres tipos de días. En mi primera familia los días eran así: levantarme a las 7.40 para salir a la escuela en bicicleta (no importaba si llovía, hacía calor o nevara, yo tenía que ir en bicicleta) y volver alrededor de 15.40. Después de eso ir a entrenar, y cenar casi siempre solo porque llegaba muy tarde a mi casa. En mi segunda familia era así: me levantaba 7.25 para desayunar, después ir en bicicleta a la escuela y regresaba 13 ó 15.40, y entrenaba una vez por semana. En la casa de mi tercera familia me levantaba 6.45 para desayunar y tomar un bus para ir a la ciudad a las 7.25, ya que vive a 15 kilómetros de Aabenraa. Terminaba 15.40 la escuela y tenía que tomar un bus a las 16 para ir a mi casa, y ya en esos días había dejado de entrenar porque se me hacía muy difícil viajar. Pero por suerte ahora estoy de vacaciones y mis días son libres”.
“Sinceramente fue ‘una vida en un año’, y quería agradecer mucho al Club Rotario Sierras Bayas por el apoyo de siempre, a AOMA Olavarría por haber confiado en mí, y así poder hacer mis sueños realidad. Por supuesto, ¡mis saludos a todos mis amigos de Sierras Bayas y Olavarría y a todos mis familiares, que siempre me apoyaron en todo momento para seguir adelante siendo fuerte!. Y el 13 nos volveremos a ver…”, terminó contando, con muchas expectativas por volver a la Argentina y a su tierra, y reencontrarse con toda su historia.
Cinco frases que marcan su experiencia lejos de casa
— “Al principio, al llegar, nos comunicábamos en inglés. Pero con el paso del tiempo nos fuimos comunicando más en danés…hasta el día de hoy. Y, debo admitirlo, “Jeg havde en smuk år, og sandheden, jeg elsker Danmark”, que significa tuve un hermoso año y, de verdad, amo Dinamarca”.
— “Las costumbres danesas para los adolescentes están enfocadas en el estudio. Yo iba a una escuela internacional, donde se aprenden más de 5 lenguas (español, alemán, inglés, francés e italiano) y te das cuenta lo importante y difícil que es el estudio. Ellos también tienen sus tiempos de fiestas, sobre todo los fines de semana, pero principalmente se enfocan en estudiar”.
— “Extrañé, claro. Cuando cociné empanadas me sentía como en casa, era una sensación muy linda; obviamente a la familia siempre la extrañé, como el cariño de cada uno de ellos, las amistades y las fiestas con amigos. Extraño mucho una fiesta argentina, las comidas, ese rico gusto a asado, los sandwiches de miga, y un montón de cosas más”.
— “Ahora estoy disfrutando mis vacaciones, contando los días para volver; sólo quedan unos pocos días y no entiendo cómo pasó todo tan rápido. Cada sonrisa, cada lágrima, cada enfado, lo disfruté como si fuera el último. Porque esto no se vuelve a repetir”.
— “La verdad, a pesar de todo tuve un año excelente, fue un año donde aprendí lo que quizás no iba a aprender nunca en la Argentina. Cambié mucho mi forma de pensar y la forma de actuar. Me di cuenta de que a veces no sabía valorar lo que tenía, y estando lejos de casa es importantísimo ese abrazo o ese consejo que no quise escuchar, y eso también me hizo falta”.
Un espectacular e inolvidable viaje por Europa
“Durante mi estadía en Dinamarca tuve un hermoso viaje a Munich con mi club de fútbol de Dinamarca, el “Aabenraa Boldklub”. Fuimos a jugar una competencia europea llamada “Isar Cup” donde participan diferentes países como por ejemplo República Checa, Italia, Alemania, Francia, Suiza, etc. Nosotros éramos el único equipo danés representando al país en esa competencia y en ese viaje tuve la oportunidad de hacer un tour por el estadio del Bayern Munich, que la verdad fue súper hermoso.
En realidad no iba a viajar, porque era complicado volver ya que la delegación del club regresaba el 16 de mayo a la tarde y el bus del Eurotour pasaba por mi ciudad el 16 de mayo a la mañana. Entonces mi familia decidió que no vaya, pero mi entrenador por suerte llamó y pudo arreglar con ellos para que vuelva un día antes. De esa manera pude ir y estoy agradecido de haber podido viajar, ya que el club me pagó todos los gastos y a eso lo valoré mucho”, contó el pibe olavarriense acerca de esta experiencia a uno de los países que pudo visitar durante su estadía en Dinamarca.
“También tuve la presentación de mi Año en Dinamarca en mi Rotary Club, donde tuve que presentar mi año en danés. La verdad que estos últimos meses fueron muy hermosos. También pude disfrutar del Euro Tour junto a 46 estudiantes de intercambio, con 4 guías, y, por supuesto, un colectivo llego de cariño recorriendo 8 países en unos 18 hermosos e inolvidables días”, explicó. “Y a ese viaje vale la pena contarlo, así que lo dividido de esta manera”:
“Días 1 y 2: la primera parada fue Berlín, Alemania, donde estuvimos dos días. No teníamos mucho tiempo libre, pero cuando nos daban un tiempito disfrutábamos al máximo. Recorrimos lugares hermosos como el Puente de Brandenburgo,
el Muro de Berlín que mide de alto 3,60 metros y tiene una longitud de 156 kilómetros, aunque como todos saben el Muro de Berlín (en alemán, Berliner Mauer), cayó en la noche del jueves 9 al viernes 10 de noviembre de 1989, es decir 28 años después de su construcción.
También fuimos a Monumento a los judíos de Europa asesinados, también conocido como “Holocaust-Mahnmal” o “Monumento del Holocausto”, que es un monumento con el que se recuerda en Berlín a los judíos que fueron víctimas del holocausto”.
“Día 3 y 4: la segunda parada fue en Praga, República Checa, donde también fueron dos días de estadía. Estuvimos en el puente más viejo de Praga, llamado “Puente Carlos”, que atraviesa el río Moldava de la Ciudad Vieja a la Ciudad Pequeña. Es el segundo puente más antiguo existente en la República Checa.
Fuimos a la Catedral de San Vito, que es un templo dedicado al culto católico situado. Forma parte del conjunto artístico monumental del Castillo de Praga y es la mayor muestra del arte gótico de la ciudad. Cuando llegué a República Checa me sorprendí, una ciudad hermosa, pero que también tiene su propia moneda”.
“Día 5 y 6: la tercera parada fue Viena, Austria, donde también estuvimos dos días. Viena me pareció una ciudad muy hermosa, con precios que no esperaba, porque la mayoría de los intercambistas que estuvieron en Viena decían que era caro, pero yo encontré todo lo contrario en esa ciudad.
Ahí se hablaba alemán. Fuimos a recorrer el Palacio de Schönbrunn, también conocido como el “Versalles vienés”, que es uno de los principales edificios históricos y culturales de Austria. Fuimos a una catedral hermosa llamada Catedral de San Esteban, que es la iglesia principal de la Arquidiócesis de Viena y la sede de su arzobispado.
Está situada en la plaza de San Esteban, en pleno centro de la capital austríaca, y por último fuimos al parque de diversiones llamado Prater, con inmensos juegos. La verdad, para subirse a esos juegos hay que estar un poco loco”.
“Día 7, 8 y 9: después de esa bella ciudad nos fuimos a la fabulosa Italia, donde estuvimos en cuatro diferentes lugares (Lido di Jesolo, Verona, Venecia y San Remo) por cuatro días.
Lido di Jesolo es una pequeña ciudad que se encuentra en la área de Venecia. El primer día tuvimos libre, fue sólo para relajarnos y pudimos hacer lo que queríamos, pero en los días restantes fuimos a Venecia y Verona. Ese día fue perfecto. Tuvimos la oportunidad de andar en góndolas. Mientras íbamos pasando por lugares históricos, el hombre que manejaba la góndola nos iba contando cómo estaban construidas las casas por debajo.
Nos explicó que tienen un filtro y entonces cuando el agua era expulsada al mar, todo lo malo quedaba adentro y el agua pura salía hacia el mar. Estuvimos también en la Plaza de San Marco y también en la Casa de Julieta, en Verona, en la que hay miles de cartas escritas pegadas a la pared, con la estatua de Julieta al frente y, por supuesto, el famoso balcón”.
“Día 10: sólo fuimos a San Remo a dormir, y la verdad que esa fue la peor noche del Euro Tour, ya que llegamos a un hotel viejo donde la comida no era muy buena; algunas habitaciones estaban inundadas, otras sin limpieza, pero lo más raro de ese hotel fue que en el primer piso, donde había una iglesia abandonada, con las puertas abiertas. Fue algo escalofriante”.
“Días 11 y 12: después de San Remo al día siguiente nos teníamos que levantar temprano para desviarnos del camino y dar un paseo por Mónaco, antes de partir para Avignon, sólo por unas horas. Cuando llegamos a Mónaco realmente fue hermoso; esa fue mi ciudad favorita del Euro Tour.
Cuando bajamos del colectivo, al lado teníamos los autos de Formula 1: fue hermoso y espectacular poder ver a esos autos a tan alta velocidad. Mónaco es una ciudad con mucho dinero alrededor, por supuesto, con gente de alta gama y ropa muy elegante. Después de ver un rato Fórmula 1 nos fuimos al Palacio del Príncipe de Mónaco, que es la residencia oficial de Alberto, junto con una guía que nos iba contando la historia de ese gran lugar. Recorrimos cada sala del Palacio.
En ese mismo día nos fuimos para Avignon, Francia. Conocimos el famoso Puente de Avignon, por supuesto, y caminamos sobre él. También recorrimos la Catedral de Avignon (en francés, Notre-Dame-des-Doms), que es un edificio religioso y monumento nacional de Francia”.
“Día 13, 14 y 15: la siguiente parada fue París. Una ciudad hermosa, realmente. Estuvimos en un hostal durante 3 días, y ese hostal fue el más lindo y el más ordenado de todos en los que estuvimos. Al llegar tuvimos tiempo libre, para relajarnos después de ese largo viaje. Al día siguiente fuimos a dar un paseo en barco, donde pudimos ver por primera vez la torre Eiffel; al bajar del barco nos guiaron hasta la Torre y pudimos subir y mirar París desde lo más alto. Fue hermoso, espectacular, inolvidable, ya que era de noche y se podía ver gran parte de París toda iluminada. El tercer y último día en París lo tuvimos libre, así que si bien queríamos ver muchas cosas no fue posible porque era poco el tiempo disponible, así que se hacía difícil.
“Después de unas cuantas y largas horas de espera pudimos entrar al Palacio de Versailles, donde oficialmente se firmó el Tratado de Versailles, que al finalizar la Primera Guerra Mundial y declararse el armisticio, los Aliados (Tercera República Francesa, el Reino Unido y Estados Unidos, así como representantes de sus aliados durante la guerra) se reunieron en la Conferencia de Paz de París (1919) para acordar los términos de la paz con Alemania. Fue muy interesante conocer bien la historia y poder estar en ese lugar histórico.
Al terminar ese tour nos fuimos a la Catedral de Notre Dame y en el momento en que entramos estaban dando una misa. Fue muy interesante poder ver esa Catedral por adentro, porque es muy hermosa e impactante. Y también visitamos EuroDisney de París, aunque el día no nos acompañó y no pudimos hacer mucho, pero fue encantador entrar. Por supuesto, pudimos conocer el famoso Arco de Triunfo”.
“Día 16 y 17: ya en los dos últimos días pudimos conocer parte de Bruselas (Bélgica) y también algo de Amsterdam (Holanda). En Bruselas conocimos la famosa estatua que tiene de referencia esta ciudad, un nene haciendo pis.
Y recorrimos lugares históricos; también probamos la cerveza belga, ya que dicen que es la cerveza más rica del mundo, en tanto que en Amsterdam entramos a la llamada “zona roja”, donde la verdad -desde mi punto de vista- es algo difícil la vida allí dentro; cada media cuadra había lo que podría llamar prostíbulo o cabaret con las mujeres en la ventana semidesnudas, y en cualquier negocio se podía encontrar marihuana”.
“Día 18: volvimos a Dinamarca, para reencontrarnos con nuestras familias danesas, y charlar de toda la experiencia que tuvimos en el Euro Tour”.